Diamanda Galas - Malediction and Prayer (1998)

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Diamanda Galas - Malediction and Prayer (1998)

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Diamanda Galás (born August 29, 1955) is a Greek-American avant-garde composer, vocalist, pianist, performance artist and painter.

Known for her expert piano as well as her distinctive, operatic voice, which has a three and a half octave range, Galás has been described as "capable of the most unnerving vocal terror". Galás often shrieks, howls, and seems to imitate glossolalia in her performances. Her works largely concentrate on the topics of suffering, despair, condemnation, injustice and loss of dignity. She has worked with many avant-garde composers, including Iannis Xenakis, Vinko Globokar and John Zorn.

Diamanda Galás (29 de agosto de 1955) es una vocalista, performance, compositora y pianista estadounidense de raíces griegas, nacida en San Diego. Ha incursionado en la música de vanguardia y en géneros como el jazz, el free jazz y el blues entre otros.

Es conocida por su talento como pianista y su distintiva voz de ópera, la cual tiene una amplitud de tres octavas y media, y que ha sido descripta por ella misma como “capaz de provocar los mas terroríficos sonidos vocales”. Galás usa frecuentemente un estilo de canto que incluye gemidos, gritos y glosas, los cuales ya son parte de su idiosincrasia artística. Su trabajo se centra mayormente en temas como el sufrimiento, la desesperación, la condenación, la injusticia, y la pérdida de la dignidad. Ha trabajado con varios compositores vanguardistas, entre los que se puede hallar a Iannis Xenakis, Vinko Globokar y John Zorn.

Diamanda Galas: Mujer contradictoria, enigmática, versátil compositora y artista, cuya excepcional voz tiene una riqueza de matices y registros pocas veces encontrada en el mundo de las músicas alternativas, ha sido descrita por John Gill en "Time Out London" con estas palabras: "Puta, santa, demonio, amante, loca o ángel, no hay otra voz en el rock, el jazz o la vanguardia musical con su violencia, con su abrasadora pasión y pura fuerza elemental". Y así es. Diamanda, mujer fatal, posee una energía aparentemente inextinguible que transmite a todas sus obras, sus provocativas apariciones en público y su descarado desparpajo no por ello menos teñido de seriedad en las distintas entrevistas que ha concedido a lo largo de su dilatada carrera. Acusada de blasfema, obsesionada con el vampirismo, ardiente defensora y portavoz de los seropositivos, su inconformismo y su tremenda fuerza interior la han llevado a explorar todas las posibilidades de expresión artística comprometida con los grupos marginales de nuestra sociedad, a expresar su rebeldía y su particular concepción del arte en una atmósfera siniestra, oscura, no siempre comprendida por el gran público.

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