Los 10 mejores actores de Hollywood (Spanish Edition)

Los estadounidenses siempre han amado a las estrellas de cine, y no han faltado iconos de Hollywood, pero un hombre ha sido considerado durante mucho tiempo la mayor estrella masculina. Desde que se convirtió en protagonista, la imagen de Humphrey Bogart ha calado en los espectadores más que la de ningún otro actor. A finales del siglo XX, cuando el American Film Institute elaboró su lista de las 50 mayores leyendas del cine estadounidense, Bogart encabezaba la lista. Su personaje de tipo duro que consigue mantener su sentido de la virtud por muy comprometida que sea la situación aparece en algunas de las películas más famosas de la historia, como Casablanca (1942), El halcón maltés (1941) y Cayo Largo (1949).

El personaje de Bogart en la pantalla no sólo era deseable (todo el mundo quería ser como Bogart), sino también muy accesible, en el sentido de que interpretaba la figura del hombre corriente mucho más que Cary Grant o Laurence Olivier, por ejemplo. Bogart también fue muy oportuno, y parte de su popularidad se debió al hecho de que alcanzó la fama en una época en la que la industria cinematográfica estaba en su apogeo. El apogeo de Bogart coincidió con la Edad de Oro del cine; el sonido se había integrado con éxito y el sistema de estudios dominaba la industria. Bogart fue la mayor estrella en una época en la que el propio medio tenía un inmenso atractivo para las masas, y ha sido famoso desde entonces.

Las estrellas de cine son veneradas por su capacidad para cautivar al público, y quizá ningún actor lo haya hecho tan bien como Cary Grant, epítome del actor suave y desenvuelto, sólo rivalizado por el extraordinario bailarín Fred Astaire. Grant ofreció una versión del actor masculino que contrastaba con los héroes gángsters y los detectives del cine negro que poblaron la pantalla a lo largo de su carrera. Impecablemente arreglado y siempre vestido a la moda, Grant poseía un magnetismo innegablemente atractivo, al tiempo que se las arreglaba para dar la impresión de ser una persona acomodada y socialmente respetable. Como resultado, Cary Grant poseía una cualidad arquetípica que le granjeaba la simpatía tanto de los espectadores masculinos como femeninos. Después de todo, fue capaz de protagonizar grandes películas hasta bien entrados los 60, e incluso después de retirarse, Grant nunca perdió su encanto y siguió manteniendo un atractivo universal que casi nunca ha tenido rival.

Cuando el American Film Institute reunió a los 100 mejores actores de todos los tiempos a finales del siglo XX, Jimmy Stewart ocupaba el tercer puesto, sólo por detrás de Humphrey Bogart y Cary Grant. Después de todo, fueron los rostros dominantes de Hollywood durante el apogeo de la era conocida como el cine clásico de Hollywood, una época anterior a la aparición de la televisión en la que el cine aún disfrutaba de una supremacía relativamente incontestable sobre el entretenimiento estadounidense. La popularidad de Stewart, Grant y Bogart también va mucho más allá del éxito de cualquiera de sus películas individuales, reflejando su significado cultural mucho más amplio como monumentos de Hollywood durante su Edad de Oro.

Marlon Brando. Pocos nombres en la profesión de actor evocan una reacción tan fuerte, casi visceral. A lo largo de su dilatada y prolífica carrera, fue considerado quizá el mejor actor del siglo XX, así como uno de los más complicados e incomprendidos. Con una capacidad única para mostrar una gran carga emocional y una gran exigencia técnica en la misma interpretación, cambió por sí solo la dirección no sólo del estilo de interpretación estadounidense, influyendo en sucesores como Robert De Niro, Al Pacino e incluso Johnny Depp, sino de la profesión de actor a escala mundial.