Roy Andersson - Sånger från andra våningen (2000)

A film poem inspired by the poet Caesar Vallejo. A story about our need for love, our confusion, greatness and smallness and, most of all, our vulnerability. It is a story with many characters, among them a father and his mistress, his youngest son and his girlfriend. It is a film about big lies, abandonment and the eternal longing for companionship and confirmation.

Una mañana, en algún lugar del hemisferio, una serie de extraños sucesos se dan cita: un empleado es despedido en forma humillante, un inmigrante es violentamente atacado en una transitada calle, un mago hace de su número un desastre. en medio de ésta mutilación criminal sobresale Karl con la cara cubierta de cenizas pues le ha prendido fuego a su inmueble para cobrar el dinero del seguro. Mientras el milenio comienza, cada uno se pierde, y en tanto, él va tomando conciencia de lo absurdo del mundo y de lo difícil que es ser humano.




Roy Andersson’s Songs From the Second Floor carries the weight of a benighted world on its shoulders. An impressively imagined vision of millennial meltdown, this apocalyptic phantasmagoria can be gripping in its spiritual ache. The movie may be blasphemous in its relentless tweaking of Christianity, but it is never less than sincere about its search for divine intercession. Andersson leaves room for the tantalizing possibility that salvation exists; what’s less ambiguous is his belief that none of us deserve it.




Ashen, Arbus-like figures sleepwalk through the dreary streets of an unnamed European city. The air is still—Andersson seems to have composed his frames in a vacuum—and a sickly green hue taints everything. Songs From the Second Floor follows the trail of several individuals: a loyal office peon, recently fired; a furniture vendor who sets alight his store; a senile general living in a baby pen; a mental patient who rants about Jesus; a business-savvy crucifix salesman. Inching toward oblivion, the chaotic world these creatures inhabit is comprised of a series of meticulously assembled tableaux. Empty hallways, hushed homes, and ajar doors dot Andersson’s crepuscular landscape, a nightmare of cosmopolitan rot.




Essentially a plotless succession of surrealist vignettes, Songs From the Second Floor is held together by a commanding—some would say domineering—authorial hand. The Swedish Andersson won the Special Jury Prize at the 2000 Cannes Film Festival for this achievement, which took an ungodly four years to complete (a delay that undoubtedly cost him a timely pre-millennium premiere). Before this, Andersson had not made a feature film in 25 years, spending the interim directing television commercials.




Tras una muy larga interrupción de su actividad de director, Roy Andersson volvió con Canciones del segundo piso. Esta crítica de la civilización no sólo conquistó todos los premios nacionales imaginables y el premio del jurado en Cannes, sino que también subyugó al público, en Suecia y en el extranjero, por su audaz lenguaje pictórico y sus elaboradas escenas. Roy Andersson deja muy claro que no todos se sienten a gusto en la vieja sociedad del bienestar, a pesar de las coyunturas favorables. La película es esencialmente una crítica de los años 70 dirigida a los fracasos de la socialdemocracia y desciende hasta el colapso y el pecado original. Es duro ser sueco, pero Roy Andersson permite a pesar de eso que podamos reirnos de todos los males. La película está inspirada en un poema de César Vallejo. Una historia sobre nuestra necesidad de amor, nuestra confusión, nuestra mezquindad y sobre todo, de nuestra vulnerabilidad. Es una historia con muchos personajes, entre ellos un padre y su amante, su hijo más joven y su novia. Es una película sobre las grandes mentiras, el abandono y el eterno deseo por el compañerismo y el de su confirmación. Al parecer, el mundo se sitúa cerca o casi a punto de pasar la línea de cambio entre dos siglos. El número 1999 enfrentándose a un cambio de vida computacional para ser 2000. Locaciones reales con efectos luminosos increíbles combinados con relucientes automovilistas embotellados, otros individuos recurren a su cotidianidad con la actitud debida, otros deambulan escapando de fantasmas, autoflagelación masiva, consumismo. Una odisea de más de 45 personajes, llevados de un lado para otro, entrelazados hacia un fino simulacro apocalíptico del fin del mundo.

Script/Guión: Roy Andersson
Cinematography/Fotografía: István Borbás, Jesper Klevenas, Robert Komarek
Editing/Montaje: Roy Andersson
Music/Música: Benny Andersson
Cast/Reparto: Lars Nordh, Stefan Larsson, Bengt C.W. Carlsson, Torbjörn Fahlström, Sten Andersson