Henry King - Margie (1946)

Description: Margie and her daughter reminisce about Margie's girlhood in the roaring twenties. In flashback, Margie, a smarter, less popular girl at Central High, meets handsome new French teacher Ralph Fontayne; circumstances keep throwing them together and Margie, in company with every other girl in school, develops a crush on him. Then Margie's date for the prom gets sick, and what happens next surprises everyone. Written by Rod Crawford





Margie es la primera película de teenagers, una película de adolescentes de los buenos tiempos de la Coca-Cola. En Margie no hay una sola situación que no conozcamos y esperemos, pero King nos las presenta como si fuera la primera vez que las vemos en el cine. Tampoco hay un sólo personaje original, todos son estereotipos llenos de clichés y conductas mil veces vistas en el cine. Sin embargo, las actuaciones no pueden ser más naturales, ni los personajes más encantadores: cuando uno ve a Conrad Janis por primera vez, vestido con su abrigo de piel y su sombrero ondulado, tiene la sensación de que ese personaje le acompañara el resto de su vida. Lo mismo pasa con Jeanne Crain, que emplea su falta de personalidad para componer un personaje tan tímido y vulnerable como una princesa de cuento, una de esas chicas inmortales e imperecederas que sólo existen en el cine. Margie también es un musical, lleno de standards de los años 20, canciones que forman parte de la cultura americana y que todo el mundo conoce. A priori, las interpretaciones de temas tan famosos deben ser originales y rompedoras, para no resultar repetitivas, pero en Margie no pueden ser más sencillas. Surgen casi de forma inevitable, tan espontáneas como cuando Marybelle y Johnnykins salen del debate y se ponen a bailar en los pasillos del instituto. Así, vemos a Jeanne Crain cantar April Showers mientras se da su celebérrimo baño de espuma, o a Barbara Lawrence regalándonos uno de los momentos musicales cumbre de la historia del cine: su versión del A Cup of Coffee, a Sandwich and You mientras baila con Conrad Janis en el porche de su casa.

Lo que hace Henry King es filmar un tema, en apariencia banal, con total seriedad, y esperar a que las emociones afloren. Margie nos propone un viaje en el tiempo, a través de la memoria y de los recuerdos, en busca de un pasado idealizado y de una juventud perdida. En ese contexto, es sencillo que sentimientos universales salgan a la luz. Es difícil de explicar, pero Margie es una de esas películas que trascienden el cine, como El Hombre Tranquilo, y que están llenas de magia, porque consiguen ser tan atemporales e irreales como un un buen cuento infantil. Margie evoca recuerdos suspendidos en el tiempo, sus imágenes desprenden ráfagas de emoción y es inevitable que un flechazo de melancolía recorra la pantalla. Margie tiene vocación de eternidad: la felicidad es una emoción tan abstracta que llevamos toda la vida preguntándonos si existe y aún no hemos encontrado la respuesta. Por eso, poder tocarla, palparla y sentirla durante hora y media es fascinante. Todos tenemos derecho a vivir el mundo de Margie, aunque sólo sea en nuestros corazones. Así que yo os digo, queridos cinéfilos, ¡enhorabuena, acabáis de descubrir una de las películas de vuestra vida!