Misión Imposible 16 (de 26) Terrorista y otras historietas

Descripción de la editorial: «El uso frecuente de la pistola no es exclusivo de México», dijo un día LUIS BUÑUEL, al hablar de unas costumbres lugareñas. Y acertaba el cineasta. Algunos de sus personajes, en una película repleta de repentinas defunciones por arma blanca o negra, lo decían también a su manera, con el acento de allá: «¡¡No hay buen domingo sin su muertito!!». O bien, ya en un tono menos festivo, más parsimonioso: «¡Anda la muerte con mucho trabajo últimamente!…» Pues bien, esto mismo sucede en las viñetas de MARTÍ, donde la muerte muy violenta, ajena o propia, o es buscada con esfuerzo o es hallada por azar. En las historias criminales aquí recopiladas, lo de menos es el medio. La técnica, en estos casos, no debe suponer un problema. Un rifle, un cuchillo o un hachazo servirán para los más espontáneos. Una bomba, un misil o un bisturí, para los más finos u organizados. Todo sirve —incluso la electricidad del cielo— para alcanzar el mal fin, con tal que haya un mínimo de aplicación y, sobre todo, la necesaria motivación.
Lo importante, en las historias de MARTÍ, son los motivos. Por ejemplo: Un marido madurito, separado de su «foca insoportable», no soporta los desdenes de su «monumental» nueva novia. Un nazi culpable, no tolera la inquietante inocencia de una niña. Un gobierno sucumbe a la tentación de eliminar ciudadanos para mejorar las estadísticas del paro. Un sufrido palestino que fue víctima inocente, es salvado de la locura gracias al terrorismo y se convierte en verdugo de inocentes. O, finalmente, un misil no desarmado, con motivo o por azar es disparado y propicia en seis minutos un nuclear fin del mundo, soportable y casi hermoso para los creyentes en un cielo de ultratumba.
Como vemos, unos móviles innobles. Muchos caminos errados. Y muchos crímenes en vano, pues ni el tenaz «homisuicida» de «Repulsión» podrá recuperar su juventud a base de disparos y cuchilladas, ni el nazi de «M» podrá nunca exterminar a todos los insumisos potenciales, ni al vencedor de la guerra atómica le quedará un mundo al que someter y explotar, ni el infeliz «Terrorista» curará sus heridas a base de fanatismo genocida …Mientras tanto, MARTÍ contempla a sus personajes con su muy particular ironía, suprema y ambigua, y los dibuja en su cruda turbulencia existencial y en su trágica miseria espiritual.
Volviendo a los aspectos técnicos —que también interesan a MARTÍ— cabe añadir que leyendo alguna de estas historias tal vez se podría llegar a la precipitada conclusión de que morir violentamente es cosa fácil. Afortunadamente, ahí están las seis páginas de «Repulsión», recordándonos que para acabar de agonizar hay que tener siempre paciencia, y a veces hasta tesón. Tal vez morir es fácil, pero lleva su tiempo.
JUAN BUFILL