A Land Called Tarot, de Gael Bertrand

En intrincados despliegues sin palabras de mundos fantásticos llenos de guerreros, extrañas criaturas, símbolos misteriosos, paisajes exuberantes y edificios representados con precisión arquitectónica, un caballero emprende una serie de misiones. Objetos que brillan con colores antinaturales le conducen a portales que le llevan a otros mundos, donde la creación y la destrucción parecen dar vueltas ad infinitum.
En un momento dado, parece volver a nacer, apareciendo desnudo tras una batalla especialmente destructiva con un dragón. Hay indicios de una trama: un pomo en el casco del caballero se parece a la corona de un viejo y aburrido rey; los escombros de una sección reaparecen en otro lugar; los símbolos se repiten en cada episodio; y así sucesivamente
Cada escena tiene una profundidad y un detalle tan impresionantes, representados con contornos negros nítidos y una paleta de tonos de joya, que es fácil perderse en cada pliego, buscando símbolos significativos.